El cielo nocturno: estrellas, planetas y sus movimientos

Inevitablemente todos, en mayor o menor medida, hemos levantado la vista y observado el cielo nocturno.
Con este simple gesto, si lo hemos realizado en varias ocasiones, podemos darnos cuenta de varias cosas:
  1. Las estrellas, con el paso de los minutos, se mueven de Este a Oeste. Sin embargo, parecen hacerlo alrededor de la estrella polar. Es decir: desde nuestra perspectiva, las estrellas parecen estar incrustadas en una bóveda (de hecho todavía utilizamos el término de bóveda celeste) atravesada por un eje sobre el cual rota. La estrella polar marca el polo norte de este eje. Así, el polo norte celeste aparece con una elevación igual a la latitud desde la que nos encontremos. Las estrellas cercanas a dicho polo no se pondrán nunca bajo el horizonte (aunque de día, lógicamente, no las podamos observar). Dichas estrellas reciben el nombre de circumpolares. Si viajásemos al polo norte, veríamos que las estrellas se mueven a nuestro alrededor, no ocultándose nunca. Esto ocurre porque el polo norte celeste en este lugar tiene una elevación de 90º (estaría sobre nuestras cabezas) y todas las estrellas observables son circumpolares. Sirio, por ejemplo, no se puede observar desde el polo norte, al encontrarse al sur del ecuador celeste (intersección del ecuador terrestre con la bóveda celeste). En el ecuador, el polo norte celeste se encuentra sobre el horizonte, y no existen estrellas circumpolares.
  2.  Las estrellas no parecen moverse unas con respecto a otras. Es decir, mantienen sus posiciones relativas. Si observamos el cielo a la misma hora en días distintos, vemos que el conjunto de las estrellas parece moverse hacia el oeste. Al cabo de, por ejemplo, un mes, el fenómeno es bastante perceptible:

    Fuente: elaboración propia a partir del programa Stellarium
     
¿Qué es esa línea llamada meridiano que aparece en las anteriores imágenes? Bien, el meridiano es un círculo trazado sobre la esfera celeste que pasa por el cénit del lugar en el que nos encontremos (el punto de la esfera celeste situado sobre nuestras cabezas) y por el polo norte. Por tanto, la intersección del meridiano con el horizonte marca los puntos norte y sur (mostrado este último en las imágenes).
¿Qué explica estas observaciones? Básicamente los movimientos de rotación y traslación de nuestro planeta; Obviamente las estrellas parecen girar a lo largo de la noche debido a la rotación terrestre, no al supuesto giro de la bóveda celeste (como se creía en el pasado, debido a que desde nuestra perspectiva parece ser así)
Definamos el día solar como el tiempo que transcurre entre dos pasos del Sol por el meridiano local (tiene, como sabemos, una duración media de 24h). Definamos también el día sidéreo como el tiempo que transcurre entre dos pasos consecutivos de una estrella cualquiera por el meridiano. Pues bien, en contra de lo que pudiésemos pensar, no tiene la misma duración que el día solar, sino que es de unos 4 minutos menos. Esto causa que, si observamos el cielo nocturno a la misma hora dos días consecutivos, las estrellas parecen haberse movido hacia el oeste, como hemos comentado anteriormente. ¿Por qué el día solar y el día sidéreo tienen distinta duración? Debido al movimiento de traslación de nuestro planeta, como observamos en el siguiente esquema:
Fuente: wikimedia

Los planetas sí se mueven con respecto a las estrellas, haciéndolo además de una forma aparentemente irregular (de hecho la palabra planeta viene del griego errante). Normalmente se mueven respecto a las estrellas de Oeste a Este. Sin embargo, durante un periodo llamado retrogradación, lo hacen en dirección contraria. ¿Por qué ocurre esto? Es una cuestión de perspectivva, y se debe a la distinta velocidad de traslación que presentan los planetas. En la siguiente figura, se ha ejemplificado lo anterior para el planeta Marte (del que, por cierto, hablaremos más en detalle en una próxima entrada 😉).
Fuente: redorbit.com

El movimiento de traslación de la Tierra hace también que las estrellas que podemos ver en el cielo nocturno varíen de una época del año a otra. Por ejemplo, Sirio que es visible durante las largas noches invernales, será invisible desde el mes de junio hasta primeros agosto, por encontrarse cerca del Sol desde nuestra perspectiva.
El Sol, a lo largo del año, parece describir un círculo en la esfera celeste. Este círculo recibe el nombre de eclíptica y no es más que la intersección con la bóveda celeste del plano de la órbita terrestre alrededor del Sol. Por convención, la eclíptica se divide en 12 partes iguales, que se corresponden con las 12 constelaciones que forman el zodiaco. Así, cada mes el Sol recorre una de las constelaciones.

Este hecho se puede observar con claridad en el siguiente esquema, donde la línea roja es la eclíptica. Las estrellas situadas tras el Sol no son observables, pues sólo las podríamos ver durante el día. Conforme cambie la posición de la Tierra debido a la traslación, serán otras estrellas las que no podamos observar. Así se explica el cambio de estrellas que podemos apreciar a lo largo del año durante la noche
Fuente: Wikimedia

Los signos del zodiaco usados en astrología no son más que las constelaciones que, desde nuestra perspectiva, parece recorrer el Sol a lo largo del año. Y por supuesto, las estrellas no causan variaciones en el comportamiento humano ni condicionan nuestro destino. De hecho, según la astrología, el 23 de mayo, por ejemplo, el Sol debería encontrarse en Géminis y, si el próximo 23 de mayo observamos el cielo justo antes del amanecer, veríamos que no es así. La explicación es que, hace miles de años, cuando se constituye la astrología y sus mitos, el Sol sí parecía estar en la constelación de Géminis. ¿Por qué hoy no? Pues esto es debido a otro movimiento que realiza nuestro planeta, y del que hablaremos detenidamente en otra entrada, llamado precesión, pero que es prácticamente inapeciable en el curso de una vida humana.


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